lunes, febrero 26, 2007

Motivaciones...

El título de este escrito es engañoso como la vida misma. No por la necesidad de mentir u omitir, sino que muchas veces por la confusión entre lo debido y lo querido. Sin duda posiciones filosóficas, políticas y sociales podrían salir a flote y sentirse con todo el derecho a sojuzgar moral y éticamente las conductas erráticas, quinceañeras tal vez, que cada persona tiene de cuando en vez. Pero, ya sabemos...eso es harina de otro costal.
Aunque hace meses no me pronuncio a través de la poca democrática vía electrónica, hay ciertas cosas que no cambian en lo más mínimo. No se crea que es una refundación, pues la escritura críptica ya es parte esencial de mi ser...
No hablaré, ni escribiré, sobre aquellos detalles que pueden ser sabrosos para las aves carroñeras que nunca faltan. Para redimirse de los "pecados" no hace falta verbalizarlos ni vocearlos al mundo. Estaré siendo muy descriptivo o explicativo?...tal vez, sólo tal vez...pero siempre cuidando aquel halo de misterio, tan vital para el blindaje del alma.
Las noches son aullidos a lo lejos, donde la luna puede mostrar su rostro romántico y el lado oscuro, que va vinculado a la culpa o la decepción. Caminatas trasnochadas, donde la embriaguez del alma choca contra el muro de la razón, que con sus piedrecillas hiere la escasa locura del momento soñado, acariciado y tocado con avidez, como un regalo que, creemos, encierra algo más que la extrema sencillez con la que realmente cuenta.
No es la dura desnudez lo que me seduce y me traslada de la cotidianeidad. Son los vestigios de amor en los ojos brillantes, el abrazo dulce del momento compartido, donde no existieron promesas ni mentiras. Donde el sentido de trascendencia se trueca en pasión irracional. Mas no se piense que es superficial esto. Aquel brillo en los ojos indica que el amor es una chispa que no sólo aparece con el amor completo, sino que alcanza a levantar polvaredas y muere con el último suspiro de la mañana. O quizás se da su tiempo, se niega, se medita en demasía y se encuentra en cada frase suelta, en los colores de la tarde o el silencio de la habitación. No es superficial, compañeros y compañeras, porque el cuerpo no es un mero instrumento, pues entrega calor, emoción y, a veces, una verborrea desenfrenada de éxtasis y placer.
Pienso, pienso, me blindo, lamento el daño causado, me compadezco del daño que me han causado o el que podría o me podrían causar. ¿Paranoia?...No, radicalmente no. Seguridad o falta de ésta, motivación para levantarse cada día, para cumplir con lo humano y lo divino, para encumbrarme a distancias siderales, ser un extraterrestre que quiere entregar y recibir calor, un beso, una caricia, un perdón y un no me olvides.
Hasta pronto o hasta nunca...las motivaciones para seguir o para terminar son variadas y múltiples...he ahí la decisión...
Au revoir.